martes, 20 de abril de 2010

Montreal, la ciudad de la imaginación















Casi desde el segundo día de estar en Montreal, tuve claro el título de este post, La ciudad de la imaginación...es complicado definir el paso por la ciudad, primero fue el paso por las 4 estaciones en tan solo 10 días, pasando de -4º a 27º, sin que para la gente fuera un sorpresa o un inconveniente, cuando en España hay fines de semana dedicados por completo al cambio de armario entre una estación y otra.

Pero realmente esta no es la razón para que haya que usar la imaginación en Montreal, la realidad es que en la época que fui, no había nada de lo que me contaban que se podía hacer: "aquí en verano ponen unas terrazas preciosas", "allí en invierno se puede patinar en el hielo", "al otro lado ponen unas tarimas y hacen obras de teatro en verano"...y yo,como no veía nada, pues me lo imaginaba, así que seguro que cuando la imaginación se convierta en realidad, la ciudad será aún mejor de lo que yo vi.


Hubo personas que me decían que en Montreal realmente no había nada, y aunque se que la parte de la imaginación fue importante, también lo fue la realidad, me encontré con una arquitectura particular, con puertas puestas de dos en dos, y ningún portal igual a otro, podían cambiar los colores, las formas, la decoración, o los marcos, pero aunque busqué con mucho interés, no encontré dos puertas iguales en toda la ciudad.

Me encontré con el cariño inmenso de la amistad forjada con los años de compartir buenos y malos momentos, con el compartir desinteresado de quien solo tiene cosas buenas para entregar, y lo mas importante, me encontré con la tranquilidad que brinda la compañía de uno mismo y lo que le gusta hacer. Encontré como cada vez, el gran placer de la fotografía, y las sensaciones que me brinda, realmente lo disfruto cada vez mas!!!.

Aunque en general se veía poca gente por la calle y yo se lo achaco al frío, cuando salió un poco el sol, salió también a acompañarlo la necesidad de socializar en sitios abiertos. La ciudad empezó a respirar de forma diferente, la energía fluía y la vida volvió, tal como pasa con las hojas de los árboles que empiezan a asomarse en cuanto salen los primeros rayos de sol. Canadá es naturaleza en todo su esplendor, prados verdes inmensos, agua por todas partes, árboles milenarios y ardillas por los parques de la ciudad.
En Montreal probé la miel de maple, me subí nuevamente en un bus de colegio, tuve desayunos y cenas maravillosas, dormí en una cama-hamaca, me reí como hace mucho tiempo no me reía, ví murales maravillosos de un valor artístico inclaculable, comí en el restarante mas especial en que haya comido nunca, encontré un poco del francés que tenía olvidado en el cajón de las cosas que no usas, y disfruté por completo de la libertad que te da el pasar tiempo a solas sin tener sentimientos de soledad.

No puedo dejar de mencionar mi paso por Otawa y Quebec, ciudades maravillosas, fotogénicas, con gente muy agradable con ganas de ayudar en todo momento, arquitectura alucinante y paseos largos y silenciosos.


Si volvería a Canadá?, definitivamente si, verano será seguramente la mejor época para ir, y así la vida cultural, las terrazas para tomar algo, remar en los laguitos, los cielos azules profundos, los días eternos y las noches cortas, los picnics en el parque, la brisa fresca (en lugar del viento helado) las obras de teatro al aire libre, las caminatas ligeras y la alegría generalizada dejarán de ser un privilegio para personas de gran imaginación y se convertirán en una maravillosa realidad.

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