martes, 20 de abril de 2010

Las colinas de Lisboa

Nuevo destino, buena compañía, una guía prestada, maleta, y una cámara, no necesito nada más. Y aquí estoy unos días después de volver de Lisboa.

Suele pasar que después de haber estado en Oporto, no puedas evitar hacer comparaciones entre las dos ciudades, pero es cierto que no deberían hacerse, Lisboa brilla con luz propia, esa luz que te da el tener agua como eje principal de la ciudad. Y si a esto le agregas estar en una colina lo que da ese encanto de " pesebre" a las construcciones por niveles, no puedes mas que admirar la ciudad, y disfrutarla.
Para ver Lisboa se necesita calzado cómodo, un billete de metro y ganas de disfrutar. en la zona del río, puede parecer que estás en San Francisco, ya que la ciudad cuenta con la réplica exacta del golden gate, y aquí sin niebla!, pero también te encuentras a Belém a la que llegas después de 40 min en autobús. Hay que hacer la fila en la pastelería para probrar los pasteles de Belém que son tan típicos con canela y azúcar. Y luego caminar y caminar, dejándote invadir por la vida que bulle a orillas del río. Aquí hasta las alcantarillas hablan.

Ya en la ciudad, las colinas y las calles angostas de las distintas zonas de la ciudad, con el tranvía que te ayuda a cansarte menos, hacen que el encanto no se pierda. Puedes pasear por todas ls plazas que hay, unas al lado de otras, y en casi todas iglesias fantásticas. Aunque los Italianos y los españoles tiene fama de gritones, quien lo dice, no ha ido a Lisboa. En todas partes te puedes encontrar gente gritando, discuten en público sin ningún inconveniente.

La comida deliciosa, el clima perfecto, el ambiente animado, la ginjinha fuerte y dulce, pero imposible no probarla, Bairro alto con calles laberínticas y una vida nocturna que es una delicia, y el castillo de San Jorge, al que llegas después de disfrutar un de las vistas mas lindas que Lisboa, que se encuentra en cuantro te bajas del tranvía 12 que te lleva hasta allá, y calles adoquinadas, con figuras hipnóticas..

Pero no todo es bueno, hay zonas en las que falta una "lavada de cara", construcciones preciosas abandonadas y que afean la ciudad allí donde las encuentras, y algunas paradas de tranvía super congestionadas... pero sin duda un destino a recomendar.

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