martes, 4 de septiembre de 2012

Y 10 años después

Hace 10 años en Colombia Pedro el Escamoso era líder de los reportes de audiencia y las Pop Stars estaban concursando para formar un grupo musical. En España coincidencialmente, las pop stars estaban también en concurso, los programas de chismes invadían las parrillas de TV, y lo mas comentado era el matrimonio de la hija de Aznar.

A nivel personal hace 10 años, yo monté en un avión mis esperanzas, mis sueños, mis ganas, mis ilusiones y el amor de mi familia y amigos.

Hace 10 años, también me paré en el aeropuerto de Barajas con la intención de aprender, vivir, conocer, viajar, integrarme, hacer amigos y también de regresar.
 
Hoy, 10 años después, la distancia ha reforzado a niveles inimaginables las relaciones importantes que tenía antes de venir, ha propiciado algunos re-encuentros y la cercanía ha hecho que empiecen a ser importantes las nuevas relaciones que he construido.
 
10 años después, tengo encima algunos kilómetros mas, miles de fotos y recuerdos imborrables de culturas, vivencias, sitios, comidas y climas diferentes, que ahora forman parte de mi vida, y que he intentando compartir con quienes quiero.
 
10 años después, tener "temporada de alta ocupación" en mi casa, es una de las cosas que mas me hace feliz. Compartir con mis amigos y familia un trozo de esta nueva vida, es reconfortante, aunque luego las despedidas sean horribles.
 
10 años después, hay muchos nuevos miembros en mis familias, la elegida y la de sangre. He sido testigo de bodas, nacimientos, bautizos, cumpleaños y divorcios, y cada una de esas nuevas relaciones que se establecían, llegaba trayendo alguien nuevo a mi vida.
 
10 años después, se ha ido gente que amo con toda mi alma aún cuando no estén ya aqui, cada uno de ellos es un ángel mas en mi vida, y sabe que estará presente siempre.
 
10 años despues, entiendo las diferencias culturales que tenemos, y adoro esas diferencias, cada día me enriquecen mas.

10 años después, no voy a negar que he tenido momentos malos en lo que he pensado que hago aqui, en los que he querido dejar todo tirado y regresar, pero al momento vienen los momentos buenos, las cosas positivas que he vivido en este tiempo, y aunque acepto que no es fácil vivir lejos, se que aún tengo cosas por hacer, el círculo no se ha cerrado.

10 años después, la vida se encarga de recordarme que despedirse no es fácil, que en los aeropuertos hay una gran diferencia entre una puerta y la otra, que siempre es mejor estar en las llegadas que en las salidas, a menos que seas tu el que se va, y que la sensación de vacío es mas dura para el que se queda.
 
En resumen, 10 años después puedo decir que lo he hecho: he aprendido, he viajado, he vivido, me he integrado, he hecho amigos, y también, de una forma u otra he regresado, regreso cada año y me lleno el corazón.
 
Pero también, 10 años después se, que si las cosas fueran al revés, y me fuera hoy de aqui, sentiría lo mismo que sentí hace 10 años, lloraría igual por la gente que quiero y que se queda, volvería a España para seguir encontrando todas las cosas lindas que la gente que ahora también forma parte de mi vida aqui me ha querido brindar.

domingo, 19 de febrero de 2012

Mompox, tierra de Dios

"Donde se acuesta 1 y se levantan 2, y si sopla un viento se levanta un ciento, y vuelve a soplar...no se pueden contar".
Mompox está a orillas del río Magdalena, tiene casi 42 mil habitantes, 7 iglesias, muchas motos, ningún carro y ningún semáforo, esta es la definición básica de una ciudad que es Patrimonio de la humanidad desde el año 1995, y que desde hace un tiempo me llamaba a visitarla. Afortunadamente tengo un par de amigas, de esas que estan para todo lo que sea, incluso para ir al pueblo, ciudad o río que a la "princesa" se le meta en la cabeza, así que Ana y Shanna, esto va por ustedes!!!.

El viaje empezo con una madrugada infame, a las 6:20am estábamos en la carretera esperando el bus para ir a B/quilla, luego otro bus para ir al Bongo, un taxi para ir a Magangué, y ahí estando a orillas del majestuoso río Magdalena, una lancha rápida para ir a Mompox. Realmente no es fácil, pero probablemente esa dificultad para llegar, sea lo mejor que le puede pasar a la ciudad, ya que así no hay hordas de turistas que corrompen y dañan las ciudades, por esto en Mompox parece que el tiempo se hubiera detenido y además se conserva como un pueblo tranquilo, seguro, donde no pasa nada, donde todos van a comer a los mismos sitios y todos saben donde puedes ir a buscar lo que necesitas, no me extraña que Bolivar hubiera ido tantas veces.
Durante el tiempo de espera en Magangué para que saliera la lancha, lo primero que pensé, es en la belleza de lo que estaba viendo, el embarcadero era una explosión de colores, de pequeñas banderitas de Colombia en las lanchas que cada uno de sus dueños engalana de la forma que cree mas bella a sus ojos.

Y el río, ese Magdalena que atraviesa casi todo el país, que ha servido de transporte para personas, y cargas de todo tipo, que ha llevado y traido sueños, esperanzas, cartas de amor, tristeza, alimentos y tantas cosas mas, ahí estaba frente a mis ojos, tranquilo, como un espejo amarillo gigante, invitandome a navegar por él, y a tratar de descubrir sus mensajes.

En la lancha de Magangué a Mompox, que son mas o menos unos 45 minutos, vimos como el agua sin clemencia se apodera de terrenos que aveces no le corresponden, y otras veces reclama lo que en otro tiempo le han quitado, ahí pasábamos por tierras inundadas, pero también por grandes extensiones de naturaleza en estado puro, había momentos en que no se veían las orillas del río, lo que nos daba una idea de su magnitud.

Y finalmente, después de parar en 2 pueblos y en el peaje, si el peaje, que pasan los lancheros aprovechando la crecida del río para acortar el recorrido, y le dan dinero a los que están controlando el nivel del agua y marcándoles por donde pasar, llegamos a Mompox.

He de confesar que la llegada no fue como me imaginaba, ya que han cambiado el lugar del embarcadero, así que no llegamos por la antigua plaza de mercado, y las escaleras, que yo había visto en las versiones cinematográficas de los libros de Gabo, pero igual, yo estaba feliz, Ana habia descansado por haberse bajado de la lancha, y Shanna con su eterna sonrisa!!!.

Moto-taxi para el centro de la ciudad, y a buscar donde comer algo, porque llevábamos muchas horas de camino y solo teníamos un pequeño desayuno en el estómago, asi que, una carne con patacones y un vaso de jugo después, ya teníamos ánimo e información de 2 hoteles que eran buenos y donde podíamos buscar camitas para dormir en la noche. Finalmente el elegido fue el hotel casa España (para que no se me olvide) un hotel colonial precioso, ubicado en la calle principal y donde nos atendieron muy bien.

Y ahora si, a caminar Mompox, cosa que no fue muy fácil porque el invierno había hecho que el río se metiera al pueblo varias veces, y había algunas calles aún inundadas, así que mas que caminar, hicimos una prueba de salto de obstáculos, pero eso es parte del paseo!!!, recorrimos las iglesias, las calles coloniales, hablamos con gente, nos reimos, y ubicamos los sitios clave para nuestra estancia: una farmacia donde había repelente de mosquitos (la única de todo el pueblo) y el sitio estrella para ir a comer por la noche.

En la noche después de cenar en el parque acompañadas de todos los momposinos, decidimos buscar un moto-taxista que nos llevara a un sitio bonito a tomarnos una cerveza, y ahí apareció Toño, él nos llevó a un bar al cual nunca entramos, ya que no hacía falta, las mesas estaban en la plaza, exactamente al frente de la iglesia de Sta Bárbara, y al lado del río, no podía haber sitio mejor en Mompox.

Al día siguiente Toño nos esperó muy prontito para hacernos un tour por la ciudad pero ya en su moto, aunque fuimos a las mismas iglesias que habíamos ido el día anterior, esta vez, él nos contó la historia de Sta Barbara, y además fue a buscar a la señora Josefina, que vino sin perder tiempo a abrirnos la iglesia para que la conocieramos, nos contó historias, y además nos abrió la torre del campanario para que subiéramos a conocerla también. Cuando nos despedimos de ella, no lo pude evitar y llore de la felicidad, mis amigas se habían hecho un recorrido infame para estar ahí conmigo, y 2 personas a las que apenas conocía, estaban haciendo que Mompox fuera aún mas lindo y especial de lo que yo había soñado. después de estas emociones continuamos el recorrido parando por el museo de arte religioso, la alcaldía, las otras 6 iglesias, el cementerio y los portales de las marquesas, entre otros.

Visitamos también un taller de filigrana momposina, donde elaboran a mano completas joyas en oro o en plata que son preciosas, delicadas y nada caras para ser hechas de forma artesanal.

Para despedirnos de Mompox, había que conseguir alguna de las iglesias de hechas en cerámica, cosa que fue muy, pero muy complicada, hasta que por fin, después de recorrer casi todo el pueblo las encontramos (al lado del hotel), y había que probar el famoso queso de capa (o queso momposino), que se elabora enrollando capas y mas capas finas de queso, y es una completa delicia, pero, aunque el día que llegamos, había vendedores de queso de capa por todas partes, en ese momento no había ninguno, así que en la plaza de Bolivar hicimos la inteligencia del caso, y nos dijeron que teníamos que ir donde Jair, ya que él tenía la fábrica en su casa. Así fué, ya de salida, paramos donde Jair y ahí, delante de nuestros ojos, nos prepararon el queso de capa que nos llevamos de regreso a Santa Marta.

En el embarcadero nos despedimos de Toño, yo lo dejé con tristeza, pero a la vez con la alegría que me da siempre que voy a colombia el ver tanta gente buena con la que me cruzo todos los días.
El regreso fue casi igual que la ida (una odisea),esta vez incluyendo una pelea con conductores de bus que nos querían timar, a Shanna que durante 2 horas estaba llegando a san Jacinto, y cuando lo pasamos llovía tanto, que no se dió cuenta. Con un señor que nos dió un concierto de ronquidos importante, y con el show del traslado en lancha de un preso, acompañado de curiosos que lo acompañaban. Y para rematar en las nubes que se veían desde la lancha, una sorpresa, a ver si ven el barco formado en el cielo.

Finalmente llegué a casa de noche, cansada, pero feliz, y pensando mucho en Toño quien siempre estuvo preguntándonos por los sitios donde vivíamos, el quería saber como era la vida mas allá del Río Magdalena y quería saber como era el mar. Pero aunque no te lo dije Toño, la vida mas allá del Magdalena no tiene punto de comparación con la tranquillidad y la paz que tienes en tu Mompox.

domingo, 12 de febrero de 2012

Mathausen y la crueldad humana

En principio no se muy bien que me llevó a este sitio, pero fui, tal vez por curiosidad, o tal vez la posibillidad de darme cuenta de verdad como era un sitio dedicado a enaltecer la crueldad humana.

Pues aqui me tienen, después de haber ido a un campo de concentración, uno de los mas grandes del III Reich, está en Austria, como a 25 km de Linz.

En el camino ya me faltaba el aire, pero cuando ví las paredes altas, macizas y grises, el aire ya casi no me entraba en los pulmones, y si quería que fuera aún mas duro, la mañana estaba super gris, y lluviosa. Fuimos las primeras personas en entrar, y estuvimos todo el recirrido solas, cuando llegamos, nos atendió una mujer en recepción, que se limitó a darnos un folleto en el que estaba una información bastante escueta, y con muy pocas palabras y un tono bastante duro, nos indicó la entrada, me imagino que trabajar allí, no debe ser nada agradable.

Estar solas en el recorrido, creo que lo hizo mas duro. El silencio hace que puedas pensar, y la cabeza iba a 2.000kph, en cada sitio que entraba, sentía nuevamente que me faltaba el aire, de hecho en varios momentos tuve que salir aunque me estuviera mojando, para poder recuperar algo de aire, y para acallar todos los sonidos de mi mente.

Los sitios solos, en silencio, me gritaron toda la historia que encerraban, una historia que todos sabemos no es nada agradable, y sin ver nada mas que espacios vacíos, he sentido miedo, pesar, rabia y mucha, muchísima tristeza.

A diferencia de otros campos de concentración, este no era solo para judíos, aquí estaban los intelectuales, todas esas personas que simplemente estaban en contra del régimen, allí hubo muchos hombres ilustres, que dejaron su vida en una cantera (en el mejor de los casos) porque aunque este no era un campo de extermino, si que tenía una zona de ejecuciones, la parte mas dura de la visita.

Al final, después de pasar un rato bastante difícil, no puedo mas que seguir espantándome de la barbarie humana, y no puedo mas que entristecerme al darme cuenta de que las cosas ahora, no están mucho mejor que antes, no hay campos de concentración como el que yo visité, pero hay gente que en nombre de ideologías diversas sigue masacrando, sigue privando de la libertad a quien no piensa como ellos, y sigue teniendo campos de exterminio, la diferencia es que estos no tienen muros altos, macizos y grises como Mathausen.